LA PERLA
- Valentina Escobar
- 25 oct 2023
- 2 Min. de lectura
Me he preguntado mil veces cuál es la conexión que tengo con una canción que Carlos Vives le hizo a Santa Marta. La empecé a oír cuando llegué a vivir a Bogotá, la repetía muchas veces porque sentía que representaba la nostalgia de estar físicamente en un lugar diferente al que crecemos. No nací en Santa Marta, que honor hubiera sido nacer en cualquier lugar de la costa caribe. Sin embargo, si nací en una ciudad mágica: Popayán, en uno de los departamentos más complicados del país pero con las mayores riquezas culturales y naturales de Colombia.
Un día Bogotá se volvió mi hogar y dejé de oír “La Perla” con nostalgia, se empezó a volver un ejercicio de introspección, entendí que no se trataba solo de un sentimiento de añoranza, sino de la conexión profunda que todos llevamos dentro hacia nuestras raíces y la tierra que nos vio crecer. "La Perla" se convirtió en mi canción favorita y un himno personal, grabándome que, sin importar dónde estemos, siempre llevamos un pedacito de nuestro lugar de origen en el alma.
De esta manera, las canciones de Carlos Vives se convirtieron en mi refugio emocional, un puente entre mi nueva vida en Bogotá y las raíces que florecían en el pasado de Popayán. Me di cuenta de que la identidad no se limita a un lugar geográfico, sino que se construye a partir de los recuerdos, las experiencias y las personas que van marcando nuestro camino. Hoy, después de tantas reflexiones personales con esta canción, aprendí que la verdadera riqueza está en el amor y el arraigo que sentimos por nuestro origen, y en la capacidad de llevarlo con nosotros sin importar a dónde nos lleve la vida.
En resumen, mi canción favorita se ha convertido en mucho más; es un recordatorio constante de la importancia de nuestras raíces y del poder de la música para tejer conexiones emocionales con lugares y momentos en la vida. A medida que mi vida evolucionaba en Bogotá, esta canción me guió en un viaje de autoexploración y aprecio por mis orígenes en Popayán. Ahora, puedo afirmar con certeza que, sin importar dónde la vida me lleve, llevaré siempre a Popayán y a mi tierra natal en el corazón, gracias a la melodía eterna de "La Perla", gracias Carlos Vives.
Entendiste todo el sentimiento de los que estamos lejos del lugar que nos vio crecer pero que ya no es nuestra casa, y aún así seguimos amándolo profundamente.